DIARIO DE UN GATO DOMESTICO DURANTE UNA CUARENTENA
CAPITULO I… “Hola soy Yago”
Hola, me llamo Yago, y soy un gato doméstico y vivo
con mi dueño. Hasta aquí todo normal… Lo raro, y que la verdad, no entiendo el
porqué, es que llevo encerrado con mi dueño en la habitación casi un mes. ¿Por
qué??... Por qué no podemos salir como hacíamos antes, a dar un paseo tranquilamente
por la casa, con el resto de las habitaciones abiertas, para que pudiera investigar
y “cotillear” todo lo que me rodea (ya sabéis que los gatos somos muy
curiosos).
Tampoco entiendo por qué mi dueño está como enfadado, triste
y apagado a la vez, como enfermo, y que en algunas ocasiones lo paga conmigo,
como si yo tuviera la culpa de lo que pasa. No lo entiendo, por qué yo solo
quiero darle cariño y hacerle de reír con mis tonterías, como siempre he hecho.
Imagino que será algo pasajero, y seguro que en breve volverá a jugar conmigo,
como hacíamos antes… ¡¡qué tiempos tan divertidos!!, los echo de menos.
Los compañeros de piso de mi dueño, tambien están un
poco raros, como asustados y apenas se hablan entre sí, o la hacen a través de
las habitaciones… me pregunto si estarán enfadados entre ellos, a lo mejor han
discutido y ya no son amigos… no sé, la verdad, cosas de humanos, seguro.
Mi dueño me da de comer y de beber todos los días, y
también me limpia la letrina, así al menos no huele y puedo hacer mis
necesidades más tranquilo, menos mal, porque con lo limpito que soy yo, y que
no soporto los olores (en eso me parezco a la pareja de mi dueño). De vez en
cuando me da como un premio, un poco de jamos de york, que está super rico; no
sé a qué viene el premio, si no hago nada especial, pero a mí me encanta y me
lo como rapidísimo, a ver si me da un poco más, pero no cuela, de momento me cae
1 loncha al día, algo es algo.
Todos los días me asomo por la ventana, a ver que
descubro nuevo, pero desde hace ya algunos días todo está igual, muy tranquilo,
apenas se oye nada, un silencio que da un poco de miedo, al menos a mí. Apenas
se ve algún coche y humanos nada, de vez en cuando alguno en solitario paseando
a su mascota, claro, los perros tienen que hacer sus cosas en la calle, no como
nosotros. No sé, muy raro todo, no llego a entender lo que ocurre… eso sí, cada
vez veo más pájaros volando, como más felices, disfrutando de la escasa
presencia del ser humano. La verdad es que me dá un poco de envidia, me
gustaría estar por algún tiempo en su lugar y disfrutar de esa libertad, sin
humanos que nos fastidien constantemente con sus hábitos y costumbres… ¿os
imagináis que fuera así? Imagino que la Naturaleza volviera a ser como antes, con
los animales en libertad, disfrutando, viviendo en armonía, unos con otros, respetándonos
y compartiendo los espacios… bueno es claramente una utopía, el ser humano
nunca dejará que esto ocurra, aunque pase por situaciones raras y complicadas
como las que está viviendo ahora, que por lo que he oído, se contagian una
enfermedad unos a otros y algunos mueren… que raro todo, la verdad, no sé cómo
no lo han podido prever y asi evitar que ocurra, en fin, seguro que aprenderán
y no les volverá a pasar, aunque conociendo un poco como conozco al humano, lo
dudo, la verdad.
En estos días y semanas tan raros, me paso muchas
horas durmiendo en mi cesta, sin pensar en nada en especial, como relajado,
observando a mi dueño, sentado delante de su ordenador, ¡¡no para de escribir!!…
y soñando. Sueño como no hace demasiado tiempo estuve viviendo en un chalet con
jardín y salía todos los días a pasear y a disfrutar de la Naturaleza, y fue el
mes que más libre y feliz me sentí, aunque siempre volvía por la noche con mi
amo, para dormir calentito y tener mi ración de comida. Que bien me lo pasé, la
verdad, investigando por los alrededores, corriendo, saltando, persiguiendo
insectos (que no los soporto), e incluso me hice un buen amigo de fechorías,
“orejas” se llamaba, un gato como yo, con lo que todo fue super divertido… que
será de orejas, imagino que seguirá disfrutando de su libertad, que envidia,
que lo disfruta mientras pueda. Pero como casi todo en la vida, lo bueno se
acaba, y mi dueño y yo nos mudamos a otra casa, un piso muy bonito, pero todo
más complicado. Al principio no estaba mal, la novedad imagino, pero ahora todo
es un rollo, encerrados en la habitación, esperando no sé muy bien el que, que todo
esto pase y que vuelva la normalidad, aunque escucho a mi dueño cuando habla
por teléfono decir que ya nunca nada volverá a ser lo mismo, ¿a qué se
referirá??, ¿a nuestra relación?? espero que no, y que sigamos juntos… pero
realmente, no lo sé. Cosas de humanos, imagino.
Sueño tambien cuando era un bebe callejero, con mis
hermanos (murieron la mayoría, claro, la calle es muy dura cuando eres tan
pequeño). Era un gatito delgaducho, feo, lleno de heridas, pero luchaba todos
los días por sobrevivir. Un día, como tantos otros, estaba en el jardín del
chalet donde nos escondíamos, y fue la primera vez que vi a mi dueño, estaba
hablando con otro señor, de música, creo, y poco a poco, con miedo me acerqué a
él, me subí a sus rodillas y ahí me quedé, tan agustito, ya no me bajé. En ese
mismo instante, me dí cuenta que sería mi dueño, le adopté como tal, aunque él
se creyese que fue él quien me adoptó al verme tan pequeño y desaliñado, jeje,
dejarle que se lo crea, los humanos son así, se creen que todo lo hacen y gira
alrededor de ellos, pero no es así. Desde ese día, ya no nos hemos separado,
siempre juntos, de un lado para otro, porque mi dueño, por motivos de trabajo
se ha cambiado mucho de casa, y por lo tanto yo con él… ¡¡con lo poco que me
gustan los cambios!!, pero así tiene que ser, si no recuerdo mal, una media
docena de cambios de casa, y seguro que no es el último, seguro que me sigue
sorprendiendo con alguna mudanza más, estaré preparado, ya que donde vaya él,
voy yo… como dije, le adopté hace 5 años y ya nunca me separaré de su lado.
A raíz de esto, recuerdo que una vez se fue una
temporada larga fuera por trabajo y me dejó con su pareja… ¡¡ufffff!! que
difícil, ahí empezó una relación de amor-odio que llega hasta ahora. No os
podéis hacer una idea, imaginar convivir con alguien a que no le gusta los
animales (opinión respetable, por otra parte), fue muy complicado, pero ahí
aguantamos los dos, la pareja de mi dueño, haciendo un gran esfuerzo, digno de alabar,
y yo tambien, aguantando sus malas caras y sus reproches, y todo porque mi
dueño pudiera coger un trabajo fuera; la verdad, no sé si realmente valoró el
esfuerzo que hicimos los dos, en esos 6 meses, espero que sí…
Luego al cabo de un tiempo volví a su casa de nuevo,
ya con mi dueño, durante 1 año aproximadamente, y fue todavía más complicado,
creo que a la pareja de mi dueño cada vez le gustaba menos, incluso me cogió manía,
no sé porque, porque yo no hacía nada malo, bueno ella decía que yo rompía sus
muebles con mis uñas, pero yo no lo hacía aposta, de verdad, es algo natural
que hacemos los gatos, nos estiramos, y además mi dueño me cortaba las uñas
todas las semanas… la verdad es que nunca llegaré a entender esa manía que me
cogió, yo por mi parte, jamás la odié, los animales no tenemos ese defecto,
solo sabemos querer y que nos quieran, si algo nos caracteriza es la bondad y
la gratitud al ser humano. Bueno el tema es que por el bien de todos, nos
mudamos los dos, mi dueño y yo, la convivencia de los 3 fue imposible, y más
cuando un día la escuché decir “o el gato o yo, elige”, mi dueño entonces se
callaba y después de unos segundos de silencio decía “el gato forma parte de mi
vida, siempre estará conmigo, desde que lo cogí siendo un bebe delgaducho y feo”(ya
os comenté que realmente él se cree que me adoptó, jeje); esas palabras me reconfortaban
y mucho, está claro, imaginaros que en esa elección me deja fuera, ¡¡que
miedooo!!. Asi que nos mudamos de nuevo, los dos con nuestros trastos, pero
felices de seguir juntos, bueno hasta estos días tan raros que decía al
principio. La verdad es que no sé cómo acabará todo esto, mi dueño como os
decía está raro, triste, echa de menos a su familia, a su pareja, pero él sabe
que yo siempre estaré a su lado, pase lo que pase, lo adopté hace 5 años y no
lo voy a dejar nunca, forma parte de mi vida y yo de la suya. Seguro que,
dentro de no demasiado tiempo, todo volverá a ser como antes. Jugaremos, nos
perseguiremos, el me achuchará, yo le morderé y le daré besitos, en definitiva,
disfrutaremos como la mini manada que somos y que seremos… Mi dueño, Pedro, y Yo Yago, un simple gato doméstico.
CAPITULO II… “El Sueño”
Hoy me he despertado temprano, como suelo hacer
habitualmente. Me estiro y voy al baño (mi letrina particular), y acto seguido
a desayunar, bolitas, que por cierto están duras y secas, pero es lo que hay,
te acostumbras al sabor y te quita el hambre. Veo a mi dueño que está todavía
durmiendo y me acerco a él sigilosamente, sin apenas hacer ruido para
despertarle con un besito, pero me oye, y se despierta… ¡¡Yago, que haces!!, vaya
preguntita, pues que voy a hacer, despertarte y desearte buenos días, a ver qué
día tenemos hoy, por que últimamente todos los días son iguales, como una
rutina un poco pesada… mi dueño se levanta, abre la ventana para que ser airee
bien la habitación, barre, friega, hace la cama y se toma un café, como digo,
todas las mañanas lo mismo, es como la película del “día de la marmota” con
Bill Murray, ¿os acordáis?
Bueno, después del café, se sienta al ordenador, a ver
sus correos, y a escuchar un poco las noticias, no mucho la verdad, le debe
cansar oír todos los días lo mismo, cosas feas y negativas; acto seguido se
pone a trabajar en sus cosas, o al menos lo intenta el pobre. Yo le observo
fijamente y su cara no es muy divertida, la verdad, todo lo contrario, pero ahí
sigue sin bajar los brazos, ¡¡animo compañero!!...
Le llaman por teléfono, su pareja, su mama, algún
amigo, y se desahoga con ellos, aunque últimamente siempre hablan de lo mismo, de
una especie de virus, a ver cuándo pasa todo esto y cuándo podremos salir, porque
hay tanto enfermos y muertos… ¡¡muertos!! qué horror, menos mal que a mi no me
toca, ¡¡uffffff, que miedo!!, y luego se despiden diciendo siempre que ya lo
celebrarán todos juntos cuando toda esta pesadilla acabe… Ahhh tambien suelen
hablar de un tema del que no entiendo nada, de dinero, de cómo van a poder
pagar todas las facturas, que situación más difícil, la verdad, menos mal
que soy un gato doméstico y esas cosas
no me preocupan.
Después intento jugar un rato con mi dueño, como
hacíamos antes, un poco de ejercicio matinal, y a dormir otro rato. La verdad
es que duermo muchas horas al cabo del día, pero mejor así, desconecto y puedo
soñar.
Últimamente he tenido el mismo sueño, que se repite
una y otra vez, debe ser por lo que veo y escucho decir a mi dueño… os lo
cuento, a ver si sacáis alguna conclusión… me despierto como habitualmente
hago, un par de bostezos, me acerco a comer alguna bolita, seca, ya sabéis,
pero hay algo raro en la habitación, mi dueño no está, pero no solo mi dueño, en
el piso no hay nadie, sus compañeros tampoco están, me asomo por la ventana y
tampoco hay nadie, ningún ser humano, finalmente parece ser que han
desaparecido todos, solo hay animales, pájaros, gatos, perros, ardillas… ¡¡qué
raro todo!!, asi que bajo a la calle por el árbol que hay enfrente de la
habitación, y no se escucha nada, efectivamente solo hay animales sueltos como
yo, animales que se encuentran felices, disfrutando de una libertad que antes
no tenían, como en un paraíso de animales, donde el ser humano no tiene cabida.
Me acerco entonces a un gato y le pregunto que pasa, que ocurre, y me contesta,
“¿no te has enterado?, el ser humano finalmente ha desaparecido, ha sido tan
torpe que el mismo se ha llevado a su propia extinción, mira que lo estaban
viendo, pero nada, no supieron reaccionar a tiempo, y ya no están entre nosotros,
el planeta ahora es nuestro, mamíferos, aves, peces, insectos, reptiles… la
Naturaleza ha vencido al ser humano”. La verdad es que se le notaba super
contento. Pero yo por mi parte tenía sentimientos encontrados, por un lado, me
sentía tambien muy feliz como el resto de mis compañeros animales, pero por
otro lado estaba triste, triste ya que no volvería a ver a mi dueño nunca más.
Pero poco a poco ese sentimiento fue desapareciendo, hasta que el recuerdo de
mi dueño se termina diluyendo como un azucarillo. Ya apenas tengo recuerdos de
él, fue algo muy bonito de mi pasado, pero ya está, finalizó. A partir de ahora
viviré mi libertad junto con mis nuevos amigos, como siempre había imaginado,
como aquel mes mágico que disfruté en un chalet junto a mi amigo “orejas”; por
cierto ¿qué será de orejas? ahora iré a buscarle para revivir experiencias de
nuevo juntos. Por la noche me busco un refugio donde resguardarme del frio y a
dormir, y a soñar, soñar que un día fui un gato doméstico, y tuve un dueño al que
quería con locura, pero que ya no volverá a estar conmigo… una terrible
enfermedad se llevó a todos los humanos del planeta, murieron todos, sin poder
hacer nada, tanta tecnología, tanto avance, para nada, un simple virus los mató
a todos, sin que pudieran hacer nada, la realidad es que no estaban preparados
para algo así, solo se preocupaban de la economía, el dinero, la avaricia, y
dejaron de lado lo realmente importante, la vida… Ahora el planeta es nuestro, y
lo disfrutaremos y lo respetaremos en armonía, todas las especies juntas, todas
menos una, que ya nunca más volverá a estar entre nosotros.
Entonces me despierto y veo a mi dueño, sentando,
escuchando música, tranquilo y me gustaría hablar con él, explicarle mi sueño
para avisarles que todavía están a tiempo de cambiar y de salvarse todos
juntos, haciendo un esfuerzo común, unidos son más fuertes, y seguro que así lo
consiguen. Que dejen de lado todo lo que realmente no vale para nada, y se
centren en lo verdaderamente importante, la vida en el planeta. Porque en el
fondo yo no quiero perder a mi dueño, quiero estar con él, disfrutar de nuestra
relación, juntos, como siempre habíamos hecho. Y, aunque la vida de mis sueños fuera
sin duda la mejor vida que pudiera tener, para mí y para el resto de las
especies, el ser humano no puede desaparecer, merece la pena de verdad, con
todos sus defectos, que son muchos, pero merece la pena…
De todas formas, pensé que mi sueño era demasiado
apocalíptico y trágico, y más que un sueño era una como una pesadilla para mi
dueño. Yo creo que realmente le contaría que tuve otro tipo de sueño. Un sueño
en el que me desperté en un mundo maravilloso, donde el ser humano y los
animales convivíamos respetando a la Naturaleza, los mares, los bosques, sin
contaminación, sin guerras, sin hambre, sin enfermedades… en definitiva el ser
humano se había unido y había conseguido vencer todas las dificultades y al maldito
virus que les estaba matando y todos juntos pudieron salir adelante… sin duda,
habían aprendido la lección, es lo bueno del ser humano, que aprende de sus
errores, puede rectificar y mirar al futuro con esperanza e ilusión. Sí, lo
tengo claro, seguro que le contaría mejor este sueño, le daría mucha más fuerza
y seguro que me lo agradecería de corazón… os lo dice
un simple gato domestico que lo único que quiere es disfrutar de su dueño
muchos años más.
Hoy me he levantado más “perruno” de lo normal… jeje,
perruno, vaya fama que tienen mis compañeros los perros, seguro que a ello no
les hace mucha gracias, cuando me cruce con le uno, le preguntaré.
Bueno, mi dueño sigue ahí, sin novedad, delante del
ordenador, hablando por teléfono, asi creo que se distrae… se acerca a mi y me
acaricia con ternura, me habla, se nota que me quiere y que echa de menos tiempos
pasados, pero estoy seguro que volverán.
Me vienen recuerdos de esos tiempos pasados, de alguna
de las vivencias y experiencias que he tenido a lo largo de mi vida, debido
sobre todo a los múltiples cambios de domicilio de mi dueño, de los que ya he
hablado en alguna ocasión. Os cuento…. Cuando era pequeño, y recién mudados a
una nueva casa, muy chula la verdad, en plena Naturaleza, se me ocurrió saltar
por la ventana (era un bajo) a investigar por mi cuenta por los alrededores.
Todo era nuevo para mí, me sentía super bien, sin control, así que comencé a
andar si parar y cuando me di cuenta ya no sabía donde estaba, no me sonaba
nada de lo que estaba viendo, y lo peor de todo, no encontraba el camino de
vuelta a casa, ¡¡me había perdido!!, pobre de mí, que me iba a pasar, como
saldría de ésta, y mi dueño, donde está que no viene a mi rescate,
¡¡socorroooo!!. Bueno pues estuve 1 semana perdido, fue horrible, no estaba acostumbrado,
sin comer, durmiendo en la calle, pasando frio, huyendo de otros animales…
Fue una semana donde me di cuenta lo duro que es vivir
en libertad, sino estas acostumbrado. Por el día, puede pasar, pero por la
noche, fatal, pasando mucho miedo, la verdad. Tenía hambre, de vez en cuando me
comía algún insecto, incluso puede cazar algún ratoncillo pequeño (la primera
vez, que sensación más curiosa). En definitiva, tenía hambre, sed, frío, miedo,
todo a la vez, una verdadera pesadilla de la que quería despertar cuanto antes…
Y Mi dueño estoy seguro que salía todos los días a buscarme, pero sin suerte,
no nos encontrábamos, creo que estábamos muy lejos el uno del otro.
Una mañana caminando como hacia habitualmente, tuve
una sensación distinta, me pareció encontrar un rastro que me era familiar, así
que lo seguí, y siiiiiiiiiiiiiiii, me llevó a la casa de mi dueño, no me lo
podía creer. Asi que me subí al tejado y ahí me quedé, esperando, pero mucho
más tranquilo. De repente, al cabo de un rato, oí a mi dueño y a su pareja que
salían de la casa, ¡¡qué alegría!!, asi que empecé a maullar, sin parar, con
las pocas fuerzas que me quedaban. Mi dueño me escuchó, y dijo con voz
temblorosa ¿¿Yago, donde estas??, miro hacia arriba y me vio, De repente, y no
sé cómo lo hizo, subió al tejado y me cogió en brazos. Ahora si, por fin estaba
a salvo en casa. Empezó a darme besitos y me llevó a casa, donde me lavó, me
dio de beber, de comer, la verdad es que creo que él estaba casi más contento
que yo, pobre, que mal tambien lo ha debido pasar. Pero bueno, al final
estábamos de nuevo juntos, en casa, calentito, limpio… y me di cuenta lo bonita
que es la libertad, pero a la vez que dura, sino estás acostumbrado. Desde
entonces, no me he vuelto a escapar. Aprendí la lección. Y, sobre todo, a partir de ese día comprobé realmente lo que
me quería mi dueño y que ya nunca más nos separaríamos.
Desde entonces he tenido más vivencias, ya casi todas
divertidas, como cuando estuve viviendo con mi dueño en otro chalet, en la
buhardilla, muy bonita, la verdad, pero que tenia que compartir con mis nuevos
amigos, unos perros, un galgo y un pastor alemán… eran gigantes, o al menos así
los veía yo. El galgo realmente no se enteraba mucho, estaba casi siempre
durmiendo, pasaba por su lado como si nada, de vez en cuando me miraba, pero
nada más. El pobre estaba recién adoptado, por lo que a lo mejor estaba todavía
con algo de miedo y no se atrevía a perseguirme. Por mi mejor, claro, no me
tenia que preocupar de él. El pastor alemán era otra cosa, bueno era una chica.
Ella si me perseguía, por las escaleras, hasta la buhardilla, pero creo que lo
que quería era divertirse conmigo, sus ladridos no eran de enfado, todo lo
contrario. Yo realmente la increpaba un poco, me divertía que me persiguiese y
nunca me pillase, menos mal, sino no sé que hubiera hecho. Pero en alguna
ocasión creo recordar que, si me llegó a arrinconar y pasé un poco de miedo,
pero no me hizo nada, estaba claro que solo quería jugar… la echo de menos, a
ver si nos volvemos a ver pronto, seguro que sí.
CAPITULO IV… “Personalidad”
En este tiempo de reflexión, aprovecho para hacerme
algunas preguntas, a ver si podéis darme respuestas. Sobre todo, porque tenemos
los gatos esta mala fama de ariscos e insociables cuando no es verdad. Nos
tratan de independientes, que vamos a nuestra “bola”, que no somos sumisos, ni
obedientes, como nuestros amigos los perros. ¿Pero eso es malo?, que tengamos
nuestra propia personalidad, un poco fuera de los cánones preestablecidos. Yo
realmente creo que no. Al revés, es nuestra manera de ser, nuestras
características que más nos definen y nos diferencian de los demás. Además,
cada gato tenemos nuestra propia personalidad, somo distintos unos a otros. Yo,
por ejemplo, soy muy cariñoso, en exceso creo, me comporto bastante bien con
los demás, e incluso algunas veces me comporto como un perro, suena raro, pero
es así, mi dueño me tira una pelotita de papel y voy a por ella para
devolvérsela y que me la vuelva a tirar, será que, aunque no lo parezca, soy bastante
obediente.
Entonces, ¿por qué nos critican tanto?, yo creo que
fundamentalmente es porque nos salimos de los parámetros que nos quieren
imponer, lo independiente no gusta y molesta y en definitiva que no hagas
demasiado caso hace que prefieran otras mascotas más sumisas, me refiero a los
perros, claro está… Pero, nosotros somos así y no vamos a cambiar, forma parte
de nuestra personalidad. Eso sí, ahora que está muy de moda, para sacarnos en
las redes sociales haciendo tonterías, nos quieren los primeros. Aquí ganamos
por goleada. Lo que realmente los humanos no saben es que lo hacemos para que
se rían y pasen un buen rato, olvidándose por algunos instantes de sus
problemas, somos como los payasos del circo. Por lo tanto, ahí seguiremos,
dando color y alegría a la vida, pero siempre sin olvidar quienes somos, con
nuestra propia identidad…
Otra de nuestras
características, o al menos la mía sí, son los celos y la venganza. Soy
bastante envidioso, la verdad, sobre todo, y así lo reconozco, con la pareja de
mi dueño. Me da bastante coraje ver como le da tantos besos y abrazos delante mía,
como haciéndolo aposta, para que me fastidie, ¡¡menuda es ella!!. Lo que ella
no podía imaginar es lo vengativo que soy, os cuento... un día como tantos
otros, la pareja empezó a dar muchos besos a mi dueño, y me miraba, para que me
diera cuenta, y claro que me dí cuenta, menuda rabia me estaba dando, todos
esos besos tenían que ser para mí. Pero entonces empecé a planificar mi
venganza. Por la mañana, cuando se marcharon los dos a trabajar, cogí una
bolita de caca, ya seca, eso sí y se la dejé en su sillón, y me puse a esperar,
pacientemente… cuando llegaron por la tarde, empezó lo bueno. Imaginad cuando
se fue a sentar, “¡¡Yagoooooooo!!, que has dejado en mi sillón, cuando te coja
verás”. Lógicamente me fui corriendo a esconderme mientras no paraba de reírme
por dentro, mi venganza había resultado todo un éxito, y ella siempre lo
recordaría, ¡¡ahhh! y lo mejor de todo, mi dueño no paraba de reírse tambien,
así que fue un éxito doble… ya sabéis,
es nuestra personalidad, ¡¡bendita personalidad!!
CAPITULO V… “La Ventana”
Como ya os conté en alguna que otra ocasión, en estos
días tan repetitivos, paso bastante tiempo asomado a la ventana, que algunas
veces está abierta y otras veces cerrada, pero a mi me da lo mismo. Yo me asomo
y contemplo, me puedo pasar minutos y minutos mirando. De vez en cuando giro la
cabeza y ahí está mi dueño, sentado, observándome, imagino que preguntándose ¿qué
estará mirando Yago tan fijamente?, ¿qué pasará por su cabeza?; pues se lo voy
a decir…
Para empezar, veo un paisaje maravilloso, con montañas
grandiosas al fondo, majestuosas, que me hacen sentir muy pequeño e
insignificante, pero que me dan una gran sensación de paz y sosiego. Es la
Naturaleza en estado puro, que me hace pensar que en el fondo somos unos
afortunados de poder disfrutarla todos los días. Dentro de nuestra rutina y nuestro
encierro, nos hace sentirnos un poco más libres.
Tambien veo muchos árboles, verdes, grandes, rodeándonos,
la verdad es que me gustan, parece que se quieren comunicar conmigo,
preguntarme que tal estoy, si soy feliz con mi dueño, si no preferiría estar
con ellos, disfrutando de la libertad, en lugar de encerrado en una habitación,
como un preso. Son árboles, ya sabéis, se sienten grandiosos, poderosos, incluso
pienso que pecan un poco de soberbios, pero la verdad es que llevan mucho
tiempo por aquí, y hablan con conocimiento de causa. Yo prácticamente soy un
recién llegado.
Veo casas, casas grandes y bonitas, pero están como
apagadas, tristes, esperando que sus habitantes vuelvan a sonreír y tener la
visa de antes. Realmente son un claro reflejo del estado de ánimo de los
humanos, pero espero de corazón, que esto cambie pronto y vuelvan a ser casas
divertidas, con risas, y llenas de vida.
Que más cosas veo… coches aparcados, que apenas se
mueven, como si fueran trastos inútiles, con la importancia que tenían antes,
¿por qué será?. Sus dueños a lo mejor han pensado que ya no los van a utilizar
más, y que prefieren ir a todos los sitios andando, ¿os imagináis?. Pobre
coches, en el fondo me dan un poco de pena.
Veo cada vez más pájaros, volando de un lado a otro,
como más felices, libres, sin preocupaciones, incluso los veo apoyarse en las
ramas de los árboles que hay enfrente de la ventana, tan tranquilos… creo que si
me atreviese me podría comer alguno, jeje, ¡¡proteínas ricas!!
Y humanos, pocos, muy pocos, de vez en cuando veo
alguno paseando a sus mascotas, los perros. Antes veía muchos más, moviéndose
de un lado para otro, hablando, riéndose, corriendo… ¿dónde se habrán metido?,
¿encerrados en sus casas como mi dueño?. Pues vaya plan que tienen los pobres, era
mucho más divertido antes.
En fin, esto es lo que suelo ver cada día cuando me
asomo por la ventana, y la verdad, es que desde hace ya algún tiempo siempre es
igual, pero imagino que pronto todo cambiará, y volverá a ser como antes.
¡¡Ahhhh!!, y de vez en cuando mi dueño se asoma conmigo y nos quedamos los dos
mirando tranquilamente, como desconectando de la realidad, como queriendo
despertar de esta pesadilla. Pero como os digo, pienso
que en el fondo somos unos afortunados de poder disfrutar de toda esta
Naturaleza que nos rodea, aunque sea desde nuestro encierro, desde nuestra "cuarentena".
CAPITULO VI… “Mi nuevo amigo”
Esta
mañana, como hago todas las mañanas desde hace ya algún tiempo durante esta
cuarentena, me asomé a la ventana a “cotillear” un poco y disfrutar de los
bellos paisajes que ya os he comentado en alguna ocasión. De repente escucho un
curioso sonido, muy cerca, como un pequeño martilleo que salía del árbol que
tengo justo enfrente. Claro, miro con curiosidad, y veo un pájaro que nunca
había visto antes. Era muy chulo, se sujetaba sobre sus patas, y ese ruido lo
hacía al picar sobre el árbol. ¡¡Hola!!, le saludé educadamente, estoy aquí, en
la ventana, ¿cómo te llamas?... el pájaro se giró hacia mi y me saludó tambien,
¡¡hola!!, soy un pájaro carpintero, encantado de conocerte, tú cómo te llamas…
me llamo Yago, le contesté, y estoy de cuarentena con mi dueño, llevamos así ya
más de un mes, sin poder salir, a ver si esto pasa pronto, ¿no tienes nombre
entonces?, mmmmmm, te pondré entonces uno, si no te importa, te llamaré “Pico”,
jeje, que te pega… genial, me dijo, me gusta, ciertamente va conmigo.
Bueno,
y porque estas encerrado y no puedes salir, me preguntó… la verdad, no lo tengo
muy claro, le respondí, pero creo que es por una especie de enfermedad que
tiene el humano y que se contagia muy rápido, por eso tienen que estar
separados, confinados en sus casas, y claro, yo estoy donde está mi dueño;
llevamos ya bastante tiempo así, sin salir, esperando que todo esto termine
pronto y podamos retomar nuestra vida de antes, que era más divertida… y tu que
me cuentas, como está el mundo por ahí fuera, tu que afortunadamente te puedes
mover libremente. Entonces me relató lo que veía a diario… todo un poco raro,
todo muy tranquilo, apenas se oye algún ruido, solo a cierta hora todos los
días, como aplausos y vivas, no entiendo muy bien el porqué, pero es muy
curioso; tampoco veo a los humanos que antes veía, debe ser por el tema de la
cuarentena que me comentas, y sin humanos todo es distinto, creo que me gusta,
estamos más tranquilos a nuestro aire, sin nadie que nos moleste, muchas veces
pienso que se podría quedar así para siempre… esta opinión, no me gustó
demasiado, y así se lo hice saber, el ser humano tiene muchos defectos, esta
claro, pero tambien muchas virtudes que merecen la pena, como la solidaridad, el
sacrificio, el esfuerzo, la entrega hacia los demás… todo para salir de la
pesadilla en la que se encuentran, es digno de alabar. Pero bueno, cada uno
tiene su propia opinión y hay que respetarla.
Acto
seguido mi nuevo amigo Pico, me contó más cosas de su vida en libertad, muy
interesantes, y que me daban un poco de envidia. Y entonces me invitó a salir
con él para poder disfrutarlas juntos, y la verdad, es que la sugerencia me
gustó bastante, lo único a ver cómo podría salir de casa, no sé si os he comentado
que vivo en un 2º piso, complicado, pero seguro que encuentro una solución, soy
un gato listo, jeje.
Pico
mientras tanto seguía picoteando la corteza del tronco, con ese peculiar
sonido, “toc-toc-toc”; se pasaba el tiempo con este asunto, como si fuera algo
importante para él, se lo pregunté entonces y me respondió que picaba por dos
cosas, primero para encontrar su alimento, como larvas o gusanitos que estaban
escondidos en el árbol, y tambien para atraer a una posible novia… que curioso,
bueno al menos para mí, yo como de esas cosas ni me preocupo, primero porque la
comida me lo pone todos los días mi dueño, y lo de la pareja, paso palabra
mejor, prefiero no hablar de ese tema… De repente paró de picotear me miró y se
marchó sin más. Yago, hasta la próxima me decía durante su vuelo, espero que nos
volvamos a ver pronto… Adiós Pico, me encantó conocerte, disfruta de tu
libertad, y cuídate mucho… ya sabes dónde encontrarme,
todas las mañanas, asomado a la ventana, durante una cuarentena.
CAPITULO VII… “Politiqueo”
¡¡Holaaaaaa!!,
cuanto tiempo, hace mucho que no estaba por aquí con vosotros, pero realmente
no tenía demasiadas ganas la verdad, estaba ya un poco, bastante, cansado de
este confinamiento, de la monotonía diaria, esperando que todo esto pase lo
antes posible, y que podamos volver a nuestras vidas… hasta hoy, necesito daros
mi punto de vista, de un simple animal doméstico, de todo esto que estáis padeciendo,
la maldita pandemia, y en concreto la manera de afrontar dicha situación extrema
por parte de vuestros políticos, que son en definitiva quienes tienen que tomar
las decisiones y llevarlas a cabo. Decisiones, eso sí, lo más acertadas
posibles, dentro de las dificultades que todo esto conlleva.
Como
os comento, a simple vista de un gato, no entiendo nada, pero absolutamente
nada. Con todo lo que está pasando, incluso con miles de fallecidos, da la
impresión de que esto no va con vuestros políticos; ellos van por su camino,
mientras que vosotros, el pueblo, va por otro, el camino de la realidad, el
camino del día a día. Parece que se mueven por intereses propios, de poder, más
que por un interés conjunto, para entre todos, poder salir de esta “pesadilla”.
Parece que viven en su propia realidad, en su propia mentira, da igual de que
partido sean, o de que ideología, el tema es llevar la razón, insultar, pensar
que están en poder de la verdad absoluta… y mientras tanto, vosotros, atónitos,
viendo el espectáculo que estos señores y señoras dan a diario, y lo único que
les estáis pidiendo es que se dejen de tantas “chorradas” y que por favor se
pongan de acuerdo de una vez por todas. Parece desde luego como si no les importaseis,
ellos a lo suyo… Por qué los humanos os comportáis así, ¡¡no lo entiendo!!,
juntos, siempre se tiene más fuerza, se consiguen antes los objetivos.
Nosotros,
los animales lo tenemos claro, os pongo un ejemplo, de mis hermanos mayores,
los felinos, y en concreto, las leonas, cuando van a cazar, lo hacen en equipo,
cada una sabe su función, y así entre todas podrán abatir a la presa, aunque
ésta sea mucho mayor que ellas. Una leona sola está perdida, juntas, en equipo,
lo consiguen. No parece demasiado complicado, verdad, es cuestión de
organización y sobre todo es cuestión de voluntad, de pensar en conjunto, en
lugar de en uno mismo, dejando de lado los egos, el egoísmo, la prepotencia, ya
que en definitiva se busca lo mismo, salir con éxito todos juntos… Entonces,
porque no lo ven así vuestros políticos, admiro realmente vuestra paciencia.
Nosotros, desde luego, no tenemos tanta, en la manada si la líder que nos tiene
que dirigir, no vale, otra con más fuerza y valor ocupa su lugar, Entones me
pregunto, ¿¿no podéis hacer vosotros lo mismo??, pensadlo, es hora de que ya
les exijáis en serio, que se pongan de una vez por todas de acuerdo, y que no
mientan, no pueden jugar con vuestras vidas, como si se tratase de marionetas o
guiñoles estúpidos. Y si no saben, o no quieren, que vengan otros, que lo hagan
mejor, que sin lugar a duda los hay. En estos tiempos tan complicados, no se
trata de demonizar, ni de echar solo las culpas de todo de lo que se ha hecho
mal (ya tendréis tiempo para eso), se trata de exigir por favor un acuerdo
global, que estéis todos juntos, vosotros, el pueblo, con vuestros políticos, todos
a una, y ahí estará el éxito, podréis salir antes de todo esto, seguro.
A
mi dueño, le oigo hablar por teléfono de todo esto, y está muy enfadado e
indignado, como todos vosotros, y es normal. Espero de corazón que podáis arreglar
todo esto en breve, por el bien de mi dueño, y de todos. Por cierto, que mi
dueño, después de una larga cuarentena, pudo por fin salir a la calle a comprar,
ya que le dieron el alta; que contento estaba, normal, disfrutar de nuevo de las
pequeñas cosas que hasta no les daba importancia, ¡¡como ir a comprar!!...
Bueno
creo que ya me he desahogado un poco. Llevaba bastante tiempo con este tema,
dándole vueltas, sólo espero que finalmente vuestros políticos estén a la
altura y se pongan de acuerdo, y que hagan como nosotros, los animales, tener un
verdadero líder de la manada que sepa como hacerlo, y todos juntos, podáis salir
de este horror que estáis viviendo, que vamos, ni el mejor guion de Hollywood. Pero como siempre os digo, esto no dejar de ser una humilde
reflexión de un sencillo gato doméstico.
CAPITULO VIII… “Fuerza y Amistad”
Ufffff!!!!
Que de tiempo que no sabíais de mi… varias semanas, pero es que no tenía
demasiadas ganas de escribir, estaba un tanto desanimado, la verdad, os cuento porque…
En
todo este largo periodo de ausencia han ocurrido bastantes cosas, algunas buenas
y otras no tanto. La parte positiva es que por fin le dieron el alta a mi dueño
después de más de 1 mes y medio, parece que poco a poco superó su enfermedad y
que vuelve a la “normalidad”, dentro de lo que cabe, claro. Pasado ya un tiempo,
recuerdo sus peores días, de lo mal que lo pasó el pobre, su ausencia, no me acariciaba,
apenas me miraba, me ignoraba e incluso se enfadaba conmigo… era todo muy raro, ya que nunca se había
comportado así. Era por esa maldita enfermedad que le estaba minando por dentro
y por fuera, ¡¡qué mal lo debía estar pasando.!! Yo, claro, no lo entendía,
sólo quería estar con él como lo hacia habitualmente, jugar, saltar, que me
acariciase, pera nada, era imposible. Fueron días complicados, y muy tristes,
pero afortunadamente su cuerpo reaccionó, fue fuerte y venció a ese asqueroso “bicho”;
parecía que toda esa pesadilla terminaba y volvimos a ser los de antes, o al
menos lo intentamos.
Pero
entonces, me tocó a mí, la parte negativa de la historia. Yo tambien caí
enfermo, no por el virus, no, sino por una enfermedad muy dolorosa y desagradable,
os cuento. El tema es que intentaba hacer pis y no podía, una y otra vez iba a
mi letrina y nada, solo dolor, cada vez más intenso, era como si me estuviera
quemando por dentro. Recuerdo una noche en concreto que fue una pesadilla
interminable, no pegamos ojo, ni mi dueño, ni yo, claro. Él solo intentaba
ayudarme, de la mejor manera que podía, para aliviar mi dolor, pero nada, era
imposible, yo lloraba y le pedía ayuda, que hiciera algo para consolarme, pero
nada, imposible, incluso llegué a morderle por mi desesperación… esa noche fue
interminable para los dos. La pasamos como pudimos y por la mañana me llevó
corriendo al veterinario, y ahí ya me pudieron atender, me hicieron muchas pruebas,
inyecciones, y pudieron aliviarme un poco el dolor, hasta me pusieron una sonda
para ayudar con el pis (imaginar por donde, un poco tortura). Finalmente nos
dijeron lo que tenía, una super infección de orina, con cálculos que me impedían
hacer pis normalmente, por eso me dolía tanto. Bueno, me quedé una noche en el hospital
veterinario, solo, pensando en mi dueño y a la mañana siguiente, feliz ya que vino
por mí y me llevó a casa a pasar la convalecencia de la mejor manera posible.
Fue bastante complicado ya que estuve con la sonda puesta y mi dueño tenía que
ayudarme con el pis, aparte de toda la medicación, pero bueno, lo conseguimos
poco a poco, o eso parecía, porque desgraciadamente tuve una recaída muy fuerte
y de nuevo al veterinario; estaba fatal, no comía, no bebía, me sentía triste y
sin fuerzas, creo que había llegado mi hora, y así lo vieron. Pero la
veterinaria que me atendía nos comentó de esperar un par de días más antes del desenlace,
por si había una especie de milagro final, como una última esperanza. Y así fue,
me dejaron un par de días más y entonces me agarré con todas mis fuerzas a la
vida y salí adelante… pensé en todos aquellos maravillosos momentos que viví
con mi dueño, el inmenso amor que me daba, lo mal que lo pasó y que pudo salir
adelante, y dije, “no, no vas a poder conmigo”, y a la mañana siguiente vi de
nuevo a mi veterinaria, a mi “ángel” y me sentí mejor, con más vitalidad, y
deseando ver a mi dueño. Vino rápidamente
por mí, y de nuevo a casa, a recuperarme definitivamente. Ahora ya solo con
medicación, y ya bastante mejor, con apetito, hago pis normalmente dentro de lo
que cabe, y lo más importante, ya jugamos y nos reímos de nuevo.
Así
que finalmente los dos salimos adelante, nos apoyamos en los días más difíciles,
nos dimos fuerza, amor, y los dos juntos pudimos, y
siempre será así… mi dueño, Pedro, y yo Yago, un sencillo gato doméstico.
Ahhh!!
se me olvidaba comentaros, se avecinan cambios importantes. En unos días me iré
a vivir con una super amiga de mi dueño, una nueva etapa en mi vida. Os iré
contando mis experiencias con ella, que seguro serán muy divertidas, ¿¿verdad Gabi??
CONTINUARÁ....
CONTINUARÁ....
Comentarios
Publicar un comentario